lunes, 25 de marzo de 2019


Un día de música

Vivir na Coruña que bonito é...

Así hacía cantar al público el Director de la Banda Municipal de La Coruña, Juanjo Ocón, interpretando las obras de SIMON COUCEIRO, que tuvo que salir al escenario al final de la mañana para agradecer a todos el tremendo aplauso y cariño mostrado .
Y eso ocurría en el Palacio de la Ópera de Coruña, lleno al completo en una bonita mañana de sol, música y gran ambiente, al que se sumaban muchos amantes de la buena música  procedentes de La Estrada, Moraña, y sobre todo Matalobos, que daba nombre a una gran exhibición de la Obra musical  “A batalla de Matalobos”.
En la primera parte sonaría la “Fantasía sobre  tres temas gallegos”, Camariñas, O Miudiño y O Candil, tratados en forma rapsódica como una fantasía cómica, incorporando las voces de la banda y los espectadores, fantasía preparada por Simón Couceiro.
La parte fuerte estaba para “A batalla de Matalobos” (Cinco escenas de guerra), sensacional obra de gusto, interpretación musical y artística con la intervención de vecinos de Matalobos aficionados que arrancaba el aplauso de todo el Palacio lleno a rebosar.
Y esto hacía recordar tiempos de niño jovencito en mis viajes a Coruña desde los 9 años. Mi primera salida, solo por 20 días, comenzó en tierras coruñesas de la propia capital y Gandarío (Sada). Desde ahí y hacia delante el paseo por La Coruña recordaba los 1.500 m. lisos, los 400 y los 4x400 en la pista de atletismo de Riazor en juegos escolares. Los partidos de baloncesto en escolares, y en federados con el Amanecer y Juventud en las pistas de los Maristas, Artesanos y en las pistas del Kiosko Alfonso.
Los partidos de balonmano bajo la dirección del entrenador Antonio Piñero. El triunfo del Arenal de futbol  sobre el Deportivo B en fase de ascenso a tercera división en el campo anexo a Riazor, ganando 2-1.
Los paseos por Rubine y Alfredo Vicenti llenos de jovencitas superguapas. Cuantos recuerdos bonitos de La Coruña. Hasta incluso la noche de bodas estrenando el Hotel Riazor en el año 1963.
Buenos y bonitos recuerdos de la bonita “ciudad en la que nadie era forastero” y se podía “andar de parranda e dormir de pé”.  

Jose Manuel Couceiro