domingo, 17 de enero de 2016

Como diría Rosmadoiro

Como diría Rosmadoiro

Era visto

Te lo dije, te lo dije…


Lea usted lo que dijimos antes de… y verá que no somos capaces de equivocarnos. Estaba claro. Ganaría el que menos errores cometiera y más ocasiones acertara.

Sobre todo los errores de entrenador. Esa lección la explicó bien uno que sabe de esto, un  tal Txus Vidaurreta.

Comenzaba el Obradoiro jugando con lo que tiene de bueno, 4 jugadores, los otros son solo medio-jugadores, y con los “clave” gana claro y duro, 12-4, y 19-8, pero como hay que “rotar” se pasa a 21-17. Mientras Vidaurreta con el apoyo de Salva Arco, que en su día yo quise para Obradoiro, empata a 23 y a 27, y con White y Sekulic, se van a 38-48. Al descanso habría que hacer algo y eso tenia que ser volver a sacar el equipo inicial de Obradoiro como es habitual.

Volvía a comenzar el Obradoiro con lo normal de salida y en 5’ pone las cosas otra vez en su sitio, 53-53 y 55-53, hasta que Arco volvería a colocar en 62-65. A partir de ahí, el último cuarto siempre sería de Canarias hasta que a 2´19 con 70-75 a Moncho Fernández se le nota que no le gusta hacer faltas personales y Txus aprovecha para hacerlas todas como determinada la norma de un buen director, y así en este juego gana el listo. El otro es tonto.

       Y no hay más. Que si los árbitros, que si la mesa, que si tal y cual... Quien no sabe y no quiere aprender no tiene derecho a ganar, “con algo más de suerte” (palabras de Moncho Fdez.). Mientras que para Vidaurreta era “nuestra primera victoria coral” y “evitar a toda costa que el Obra lanzase de 3”. Todo ello define la distinta filosofía y buen hacer de dos entrenadores bien distintos. En todo caso siguen siendo parejos y hay que esperar al final de la liga-

Lo dicho en el prepartido, ganó quien debía ganar de acuerdo con lo previsto y felicitamos a todos los que trabajaron para conseguir su propósito. Enhorabuena Txus, dirigiendo el solo, y al Canarias que todo siga bien. Era visto.


Los otros ya lo tengo repetido mil veces. Muchos entrenadores en el banco y ninguno sabe tomar alguna decisión final correcta. Los finales solo se ganan cuando un jugador tiene una genialidad. En el banco no le dan otras soluciones. 

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