Un
día de música
Vivir
na Coruña que bonito é...
Así
hacía cantar al público el Director de la Banda
Municipal de La Coruña, Juanjo Ocón,
interpretando las obras de SIMON
COUCEIRO, que tuvo que salir al escenario al final de la mañana para
agradecer a todos el tremendo aplauso y cariño mostrado .
Y
eso ocurría en el Palacio de la Ópera de
Coruña, lleno al completo en una bonita mañana de sol, música y gran
ambiente, al que se sumaban muchos amantes de la buena música procedentes de La Estrada, Moraña, y sobre todo Matalobos, que daba nombre a una
gran exhibición de la Obra musical “A batalla de Matalobos”.
En
la primera parte sonaría la “Fantasía
sobre tres temas gallegos”, Camariñas, O
Miudiño y O Candil, tratados en forma rapsódica como una fantasía cómica,
incorporando las voces de la banda y los espectadores, fantasía preparada por Simón Couceiro.
La
parte fuerte estaba para “A
batalla de Matalobos” (Cinco escenas de guerra), sensacional
obra de gusto, interpretación musical y artística con la intervención de
vecinos de Matalobos aficionados que
arrancaba el aplauso de todo el Palacio lleno a rebosar.
Y
esto hacía recordar tiempos de niño
jovencito en mis viajes a Coruña
desde los 9 años. Mi primera salida, solo por 20 días, comenzó en tierras
coruñesas de la propia capital y Gandarío (Sada). Desde ahí y hacia delante el
paseo por La Coruña recordaba los 1.500 m. lisos, los 400 y los 4x400 en la
pista de atletismo de Riazor en
juegos escolares. Los partidos de baloncesto
en escolares, y en federados con el Amanecer y Juventud en las pistas de los
Maristas, Artesanos y en las pistas del Kiosko Alfonso.
Los
partidos de balonmano bajo la
dirección del entrenador Antonio Piñero. El triunfo del Arenal de futbol sobre el Deportivo B en fase de ascenso a
tercera división en el campo anexo a Riazor, ganando 2-1.
Los
paseos por Rubine y Alfredo Vicenti
llenos de jovencitas superguapas. Cuantos recuerdos
bonitos de La Coruña. Hasta incluso la noche de bodas estrenando el Hotel Riazor
en el año 1963.
Buenos
y bonitos recuerdos de la bonita “ciudad
en la que nadie era forastero” y se podía “andar de parranda e dormir de pé”.
Jose
Manuel Couceiro