Mentir es malo, muy malo
Victor Tobío titulaba “las dulces derrotas”. Cuando Victor empezaba en esto del periódico de Santiago, era la época en que vino Aito García Reneses a Compostela con motivo del Campeonato de Europa junior(1976) comenzando sus pinitos de entrenador como ayudante de la Selección Española a las órdenes de Ignacio Pinedo y como compañero de Nacho Pinedo(hijo), P. Físico Lombao y cia. Allí enchufé a Pepe Casal de “becario”, para aprender, ya que antes lo había metido conmigo y con mi ayudante Fernando Bodero en el equipo junior del Obradoiro. Ahí conoció a Aito y años más tarde harían buena amistad hasta el punto de irse juntos a trabajar a Barcelona y a la Selección Española con uno de los mejores entrenadores que ha tenido y tiene el baloncesto español, el amigo Aito García Reneses, entrenador del CajaSol de Sevilla.
Hoy en El Correo Gallego viene toda una página de baloncesto, dirigida por Cristina Guillén, aunque ella dice que lo que pone se lo contó todo Pepe Casal. La historia no se puede torcer, no se puede soltar una sarta de mentiras una tras otra.
Quede claro por tanto que quien puso a Pepe Casal en Obradoiro fue Jose Manuel Couceiro y quien lo enchufó en la Selección, presentándolo como becario para aprender cosas de Bernardino Lombao, físico de la selección.
Respecto a lo de la defensa 1-3-1, con el “bajito” detrás, ya lo hacía mi primer entrenador juvenil, Emilió, y amplié mi trabajo conociendo lo que hacía un tal Pepe Auseré, que entrenaba al Bosco de Coruña, y nos enseñó en Galicia zonas presionantes, las zonas press 1-2-1-1, 1-3-1, y sus variantes, y Pepe también ponía al pequeño de último jugador. Pepe Casal me lo vió hacer a mí, teniendo en la parte de atrás a Rafa Reparaz y sobre todo a Alfredo Domínguez y Motos, que con los chicos que había traído de Coruña, como José, Pita, Emilio, venían acostumbrados a trabajar con Ausere. Así que no se tire el farol el amigo Casal y sea correcto con la historia. El además la ha vivido. Motos que venía de las tierras vascas también dominaba el tema. Esas cosas las aprendió al lado de Couceiro, aunque después las usara con otros.
Dejemos pues así la cosa pero que se sepa que no se deben decir mentiras, no se debe alterar la historia, y no se puede poner fuera de lugar lo que ocupa su espacio natural. La amistad con Aito es otra cosa. Y cada uno la toma como quiere o puede. Por cierto, bonita foto.
Amigo Aito, a ti nada, siempre colaboramos. Bienvenido y que mañana pierdas.