lunes, 14 de febrero de 2011

Murió Don Jesus Precedo

MURIO UNO DE LOS GRANDES DEL CLUB

            Don Jesús Precedo Lafuente estuvo siempre pegado a todos nosotros, los del Mini-basket, los del Baloncesto, como a todo lo que sonara a bien en Santiago, pero de modo muy especial lo estuvo al Obradoiro y a su gente.
            A lo largo de la Historia podríamos contar muchas cosas de él pero alguna si os voy a citar hoy.
            Cuando dirigía la Junta rectora del Obradoiro Monchin Harguindey, propusimos a Don Jesús ser nuestro primer presidente. Como siempre, tan amable nos dijo que el ayudaría de otras formas pero que el era poca cosa para ser presidente de un club que iba a ser con el tiempo mucho más que eso. Si apuntó que había que poner alguien que pudiese ayudar al club y fuese más adecuado y así, nombramos a D. Ernesto Vieitez Cortizo, un gran presidente. Pero Don Jesús estaba con nosotros en todo y fue nuestro capellán siempre.
            Con el comenzábamos las temporadas ofreciéndonos al Apóstol, con el celebramos nuestros triunfos y nuestros problemas.
            Confesaba, aconsejaba, y hasta casaba, bautizaba a todos lo que le requerían. Despedía a nuestros muertos.
            Cuando hubo necesidad de tener un campo el fue el primer valedor. Después de una serie de gestiones dirigidas por el mismo, llegó el día del Consejo de la Caja. Había un fuerte partido por televisión y dije en casa que no me molestara nadie, hasta que me dí cuenta que podían llamarme, y añadí, salvo que se trate de alguien de la Caja.
            Así fue. Ya tarde era la voz de Don Jesús. Todo contento me dijo que todo estaba hecho y que fuese al día siguiente a la Caja que Juan José Hernández sabía todo lo que tenía que hacer. A las 11 de la mañana estaba yo en la Caja de Ahorros y resumiendo: Juan José me regala 50.000 pts., yo le compro fincas por 50.000 pesetas y me voy al registro de la propiedad a que me inscriban los terrenos. Una hora más tarde estaba de vuelta en el despacho del Sr. Director pidiéndole 14 millones para construir, pero animado, doblamos, la cifra, y llegamos a lo que hiciera falta. Gracias a Don Jesús.
            Cuando inauguramos nuestro pabellón le echó la bendición, aunque otros con el tiempo se encargarían de hacerlo desaparecer. Don Jesús había puesto todo lo que pudo y más.
            Y así siguió siempre. Ayudas. Puestos de trabajo, “recomendaciones” de todo tipo. Consejo. Que más se puede pedir. Y siguió siendo siempre nuestro capellán, nuestro cura y mucho más. GRACIAS. DESCANSE EN PAZ.
            Ya os contaré.

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