El Club. Temas fundamentales.
D. Fancisco Hortas cede su oficina, local en la plaza Ruiz de Padrón, entre el bar Eutropio y la Policía Nacional y enfrente de la Guardia Civil. Lugar bien protegido, y allí se trasladan todas las reuniones y comienza el acúmulo de papel, fichas, socios, carteles (se presumía de los mejores carteles de España, los aportaba Aquilino Piteira y su precio era nada menos que de 50 pesetas unidad), y por supuesto equipajes. Luís del Rio propondría recibir una suvención para “tazas” en cada sitio donde colocaba un cartel.
El suegro de Villamayor generosamente ofrece tres bocetos para elegir el escudo del Obradoiro. La elección se hace en una sola sesión y sería el escudo definitivo del CAB.
El presupuesto de aquél primer año sería de 60.000 pesetas, y al final de temporada el superavit era de 60.000 pesetas. El milagro lo había obrado la suvención de la Diputación Provincial que dirigía D. Angel Porto Anido, exactamente esa misma cantidad. D. Angel había repartido las 100.000 pesetas que tenía para deportes entre: 60 para Obradoiro, 20 para el Compostela y 10 para una obra en el rural. Niní cobró el cheque y lo ingresó a supervelocidad. Se habían cubierto los objetivos económicos.
A jugar, ¿dónde?. ¿El Gimnasio Universitario?. Hay que pedir permiso a la Universidad. Para ello lo mejor sería comenzar por nombrar presidente a D. Ernesto Vieitez Cortizo, Sr. Decano y responsable del deporte universitario e instalaciones. El nuevo presidente facilita todo lo relacionado con la cancha, con la tremenda ayuda del bueno de Silvino, conserje y alma mater del Gimnasio. También se cambian los horarios, las chicas jugaban a las doce, jugarán a las diez y el Obra a las doce y los horarios de entrenamientos se reparten. Un presidente eficaz. Nunca asistió a una reunión.
Añade la posibilidad de utilización de uniformes cuando sean necesarios. Y con esfuerzo llega a facilitar lo que sería clave en conceptos de ayuda del Obradoiro, cierto número de becas deportivas para jugadores y becas de comedor.
La fundación oficial del club tendría lugar en la Rúa del Villar, en el salón de actos de la empresa farmacéutica Carlo Erba. Allí, entre fuertes discusiones y casi, casi, el abandono de la sala, se aprueba el acta fundacional, los estatutos del club y la lista de socios fundadores. Mato y Couceiro, como siempre, tendrían que ser protagonistas fundamentales en aquella dura y debatida reunión asamblearia.
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